He decidido abrir este hilo a raíz de los comentarios surgidos en el tópic para seguimiento de la temperatura de las aguas del Mediterráneo.
La idea es debatir e intentar aportar luz a como influyen las temperaturas del mar Mediterráneo en la aparición de lluvias intensas.
En mi opinión, se trata de un factor muy importante para la posible aparición de lluvias intensas, aunque por supuesto no es un factor determinante.
Todos coincidimos en que un mar caliente supone una gran fuente de energía térmica, lista para servir de combustible meteorológico llegado el momento. De hecho, no es coincidencia que la inmensa mayoría de situaciones de lluvias torrenciales en el Mediterráneo español se hayan dado en los meses tardo-estivales, coincidiendo con la época en la que el mar alcanza sus mayores temperaturas.
Pero analicemos un poco de que manera influye un mar caliente para la gestación de estas lluvias intensas.
Durante el verano, la radiación solar y la presencia de masas de aire africanas sobre el Mediterráneo, provocan el calentamiento de éste, si bien no suelen producirse lluvias importantes en la fachada mediterránea. Esto se debe a que la masa de aire suele ser cálida en todos los niveles y por lo tanto estable. Precisamente este hecho provoca que los intercambios energéticos entre el mar y el aire sean relativamente pequeños y como consecuencia la superficie del mar continua acumulando energía térmica.
La situación cambia a finales de verano y principios del otoño, cuando el continente europeo comienza a enfriarse, mientras que el Mediterráneo sigue muy cálido. Es en este momento, cuando la presencia por ejemplo, de un anticiclón centro europeo, puede inyectar una masa de aire frio continental sobre el mar Mediterráneo. El gran contraste de temperaturas entre esta masa de aire y la superficie del mar, genera importantes intercambios energéticos, que terminan por cambiar las características de las capas inferiores de esta masa de aire continental fría. Ahora tenemos una masa de aire frío, que en sus capas inferiores se ha vuelto cálida y húmeda, y por lo tanto, tenemos una masa de aire potencialmente inestable, gracias a la energía cedida por el Mediterráneo.
La advección (desplazamiento) de esta masa de aire inestable sobre las costas mediterráneas españolas, puede provocar las lluvias torrenciales de las que hablamos, siempre que exista un mecanismo de disparo adecuado, como por ejemplo, un disparo de tipo orográfico o un disparo debido a la presencia de una masa muy fría a niveles altos (DANA o vaguada por ejemplo).
Volvamos al momento en el que se inestabiliza la masa de aire. Para que la recarga de humedad de la masa de aire inicialmente fría y estable sea eficaz, debe existir una diferencia de temparatura entre ésta y la superficie del mar. Cuanto mayor sea esta diferencia de temperatura, mayor será la transferencia de calor y humedad y por lo tanto, más inestable se volverá la masa de aire. Normalmente se considera que para que la recarga de humedad sea eficaz, la diferencia de temperatura tiene que ser como mínimo de 5 a 7 ºC.
Teniendo en cuenta esto, para conseguir una masa de aire potencialmente muy inestable no tendríamos por que necesitar un mar especialmente caliente, sino que la diferencia de temperaturas fuese acusada. Esto explicaría por ejemplo como en algunas ocasiones, episodios de lluvias torrenciales especialmente violentos se han dado con temperaturas del agua del mar en torno a los 20-21 ºC. Y es que seguramente es esos casos, la temperatura de la masa de aire en capas altas era realmente fría, provocando un enorme gradiente térmico.
A finales de Octubre podemos tener un mar Mediterráneo a 20 ºC, si se produjese una entrada de aire del continente europeo a unos 12-15 ºC en sus capas superficiales, tendríamos un proceso de recarga de esa masa bastante eficiente y por lo tanto se produciría la inestabilización de la misma. Si sobre el estrecho tenemos una DANA con un núcleo de -25 ºC tendríamos un gradiente vertical de unos 45 ºC, más que suficiente para que se de convección abundante.
Podriamos pensar que esto sería equivalente a una situación que se diese a primeros de Septiembre, con un mar mucho más caliente, pero seguramente también con unas masas de aire menos frías y por lo tanto con un gradiente térmico similar (unos 45 ºC). Sin embargo la situacìón sería muy distinta, al menos en mi opinión...
Con un mar mucho más caliente y unas masas de aire también más calientes, aunque el contraste de temperaturas fuese el mismo que a finales de Octubre, la temperatura de equilibrio que alcanzaría la masa de aire en sus capas superficiales sería mayor y hay que recordar que cuanto mayor es la temperatura de una masa de aire, mayor es la cantidad de humedad absoluta que puede retener.
Es decir, con un mar más caliente, a mismo contraste térmico entre niveles bajos y altos de la atmósfera, tendríamos mucha más cantidad de agua en forma de vapor y por lo tanto, mucha más agua precipitable en forma de lluvias torrenciales.
Resumiendo esta idea, diríamos que cuanto más caliente está el mar, se necesita una masa de aire inicialmente menos fría para producir una recarga eficaz y por lo tanto aumentan las posibilidades de encontrar una masa de aire con estas características. Además, cuanto mayor sea la temperatura del mar, mayor será la temperatura final que alcancen las capas inferiores de la masa de aire y mayor será el espesor de estas capas, por lo que la cantidad absoluta de humedad será mucho mayor que con un mar más frío.
A parte de esto, también influye mucho el recorrido de los vientos y por lo tanto, de la masa de aire antes de llegar a las costas mediterráneas. Y es que cuanto más largo sea este recorrido, mayor será el intercambio energético y por lo tanto el incremento de temperatura y humedad de las capas inferiores de la masa de aire. Por eso muchas veces lo importante no es la temperatura que tenemos en nuestras costas, sino la temperatura que hay en las aguas sobre las que se desplaza la masa de aire, incluso a cientos de km. Las temperaturas de nuestras costas influirían en mayor medida para fenómenos más locales....
Es de sentido común que cuanto mayor sea el contraste de temperaturas entre la superficie marina y la masa de aire advectada, menos recorrido se necesita para que se produzca una recarga efectiva.
Sobre todo este tema hay un libro muy bueno que os recomiendo. El título es "De la gota fría al frente de retroceso", de María José Estrela, Millán Millán, David Peñarrocha y Francisco Pastor. Todos miembros de CEAM, una institución que merece todo mi respeto y que supone una apuesta firme de Comunidad Valenciana por estos temas.
Espero vuestras opiniones y que entre todos hagamos un debate interesante
