12.01.10. En la anterior entrada de mi blog describía el objetivo que nos habíamos propuesto para el pasado domingo: subir a Capileira, en el corazón de la Alpujarra Granadina, y encontrar el emplazamiento del pluviómetro de la Red Hidrosur (Agencia Andaluza del Agua) que prové datos para este municipio. La razón de esta búsqueda residía en comprobar las condiciones de instalación del instrumento, ya que esos 1037,7 mm. medidos para el mes de diciembre me parecían (a mí, y a otros compañeros del foro) una auténtica barbaridad. En ese sentido, pensamos que el pluviómetro puede haber sufrido algún tipo de descalibrado.

Tal como podéis apreciar por la fotografía, conseguimosnuestro objetivo, aunque la idea principal era poder llegar hasta allí y hacer fotos más de cerca, o buscar elementos cercanos al pluviómetro que hubieran podido interferir en una correcta medición.

Bien. Durante el día anterior, pasé varias horas estudiando el terreno y los caminos de acceso a través de la herramienta Google Earth (más abajo incluyo una captura de pantalla de todo el área, incluyendo la localización del pluviómetro, a Capileira y a Bubión). Una vez decidido el camino a seguir, sólo había que ir hasta allí.

Y al día siguiente, domingo, eso hicimos; de buena mañana, mi pareja, y otro familiar que tiene la sorprendente edad de 80 años (y digo sorprendente porque más adelante leeréis su hazaña) partimos para allá utilizando un vehículo 4×4, que se haría indispensable para llegar hasta donde llegamos.

Llegamos a Capileira, y seguimos carretera adelante, hasta llegar al camino de tierra que lleva al "pluviómetro prometido"… Todo parece ir bien, hasta que nos encontramos con el primer obstáculo: un desprendimiento de rocas enormes, que habían sido retiradas parcialmente y que sólo habían dejando el hueco justo para el paso de un vehículo; con ayuda exterior, conseguimos superarlo airosos.

Tras unos minutos, nos encontramos con un obstáculo mayor y que parecería insalvable: un barranco había provocado el desprendimiento de la práctica totalidad del camino: sólo quedaba un estrecho paso y, a la izquierda, hacia Capileira (que nos quedaba debajo), el barranco. Aquí estuvo la mayor aventura porque el 4×4 pasó muy justo… Tan justo que tanto mi pareja como mi familiar, que grabó toda la secuencia en vídeo, sudaron tinta para guiarme de modo que ninguna rueda se quedara en el aire. Aun así, parte del borde del camino se desprendió al paso del coche; tanto para la ida, como para la vuelta.

Seguimos para adelante, pero nos encontramos con que el camino está completamente helado, a excepción de las bandas de rodadura de otros vehículos que había circulado por él. De momento, no había problema. Algunos tramos oradados por las escorrentías estaban siendo superados sin problemas con el 4×4 y la reductora. Pero, poco después, llegamos a un obstáculo insalvable: una enorme losa de hielo cubre un gran tramo del camino, y la pendiente era muy fuerte; no nos atrevemos a pasar por ahí con el coche, damos la vuelta y lo aparcamos en un amplio arcén (helado). Aseguramos el vehículo con una piedra detrás de cada rueda y seguimos andando.

Resultaba imposible caminar sobre el hielo en pendiente, y nos unimos a un grupo de excursionistas que iban por la zona. A duras penas conseguimos avanzar como un kilómetro escaso más… Tardamos tanto rato en recorrerlo, y seguimos viendo tan lejos las instalaciones, que decido hacer fotos con el zoom a tope, y la esperanza de que hubiera salido el pluvio, porque yo no lo veía desde allí, ni con la cámara. ¡A la postre tendríamos mucha suerte! Comunicamos a nuestros improvisados compañeros de aventura que nos volvemos. Es entonces cuando, el que parecía el guía de ese grupo me asevera: "¿Sois vosotros los del Cherokee?" – "Sí" – "Vosotros ya no váis a poder sacar el coche de aquí" – "¿Por qué?" – "¿No lo habéis aparcado en el hielo?" – "Sí, ¿y?" … Y entonces nos desea suerte porque la íbamos a necesitar.

No me gustan esas palabras, siendo sincero, y se lo digo a mi pareja. Estaba convencido de que sí saldríamos (y, sí, salimos). Pero nos volvimos con un pellizco cogido en el estómago… Mi familiar, con 80 años, había conseguido atravesar varias zonas con hielo y sin caerse. Tendríais que conocerlo. Ejemplo de persona y de salud……… Duro como un roble, y muy orgulloso de que sea quien es. Un más que digno compañero de aventuras, aventuras que ya he tenido con él en otros campos, como el motocross.

Total, que llegamos al 4×4, arrancamos, y nos fuimos, sin ningún problema… Sin saber que habíamos alcanzado nuestro objetivo de fotografiar y saber cómo estaba instalado el pluvio, regresamos en medio de una intensa nevada a Capileira. Allí pasaríamos un buen rato, comiendo y disfrutando de la nevada.

Sería cuando estuviera nevando a cotas muy muy bajas en toda la zona. Fijáos la salida de Bubión… Entre la nieve y los desprendimientos provocados por las lluvias de diciembre.

 Seguimos bajando, y a 800 m. seguía nevando así:

 Ya, bajando por la autovía camino de Salobreña, tenemos esta estupenda visión con muy poca luz, de la cara norte de la Sierra de Los Guájares, que siendo la última montaña importante antes de llegar a la Vega de Motril y Salobreña, con sus poco más de 1000 m. de altitud, estaria muy bien nevada.

Así que, para nosotros, ¡una jornada magnífica! Conseguimos ver las condiciones de instalación del pluvio de la Red Hidrosur para Capileira, vivimos una aventura preciosa en 4×4, y encima, acerté con los pronósticos de nieve a cotas muy bajas en la Costa Tropical.

Ver el topic de seguimiento de la aventura, donde se vierten conclusiones sobre la ubicación del pluviómetro, y el reportaje con el resto de las fotos.

¡Saludos!