Ciclón tropical Krosa
Tormenta tropical KROSA, al sur de Japón. Imagen visible en color natural y alta resolución. Satélite TERRA (sensor MODIS) de la NASA, 14 de agosto de 2019.

Krosa es un ciclón tropical que lleva una semana pululando por las aguas del Pacífico Noroccidental. Llegó a ser un poderoso tifón, desarrollando vientos sostenidos de 185 km/h (equivalente a un huracán de categoría 3 en la escala de Saffir Simpson).

Tras alcanzar ese pico de intensidad, se hizo estacionario, provocando un curioso fenómeno. Y, tras 4 días ocupando casi la misma posición, ha decidido moverse hacia Japón, provocando allí otro efecto secundario. ¿Cuáles? Sigue leyendo.

Ciclones tropicales, auténticos depredadores del calor oceánico.

Vamos a comenzar contando todos esos curiosos fenómenos asociados al ciclo de vida de Krosa. El primero de ellos, está relacionado con la energía térmica almacenada por los oceános y cómo los ciclones tropicales se nutren de ella.

Bien es sabido, que los ciclones tropicales necesitan de océanos calientes (amén de otros ingredientes atmosféricos, que a veces son más importantes que la temperatura del oceáno) para desarrollarse e intensificarse.

¿Qué ocurre cuando un ciclón tropical como Krosa se hace estacionario? Es capaz de hacer aflorar aguas más frías de estratos oceánicos más profundos.

En este fantástico tuit de Levi Cowan, experto en ciclones tropicales, se observa mediante el análisis del modelo mesoescalar HWRF, cómo el núcleo de Krosa y sus vientos asociados, hacen aflorar aguas más frías que las de su entorno.

Aparece un área relativamente pequeña de aguas hasta 10ºC más bajas que las de su entorno, coincidiendo con el centro de Krosa.

¿Qué efectos tiene sobre el ciclón? Estos afloramientos no ocurren siempre de la misma forma, ni con la misma distribución de temperaturas. Normalmente, provocan un debilitamiento de los ciclones.

En este caso en concreto, este «agujero» frío ha tenido dos efectos sobre Krosa: un debilitamiento, y que su campo de vientos más intensos se expanda.

Formación de un gran y complejo ojo.

Vista en detalle del ojo de la tormenta tropical Krosa al sur de Japón. Imagen visible en color natural y alta resolución. Satélite TERRA (sensor MODIS), 14 de agosto de 2019.

Otra consecuencia del fenómeno descrito es la formación de un gran y complejo ojo, en un intento de recuperar intensidad, tras comenzar a moverse de nuevo sobre aguas más cálidas.

La complejidad viene dada por la formación de varios y grandes mesovórtices en su seno. Se pueden distinguir con facilidad en la imagen de alta resolución de arriba. Y esa complejidad también limita el potencial del ciclón de recuperar una intensidad mayor, aunque se encuentra justo debajo de la categoría de tifón.

Krosa propicia un intenso episodio de calor en Japón.

Curiosamente, el impulso que está dando Krosa a la masa de aire que transporta por su flanco oriental, está provocando intensos calores en Japón.

Según el meteorólogo francés, de Météo France, Etienne Kapikian, debido al efecto Foehn, hay estaciones japonesas registrando temperaturas de más de 40ºC. Por ejemplo en Takada, donde se ha batido el récord absoluto de temperatura máxima, con registros desde 1922. Allí se han registrado 40,3ºC, cuando el récord anterior era de 39,5ºC, registrados el 12 de agosto de 1994. Este valor se queda a solo 8 décimas del récord absoluto nacional de 41,1ºC del 23 de julio de 2018.

Es de suponer que, con el paso de Krosa, las temperaturas sufrirán un drástico descenso.

Las bandas de lluvia asociadas a Krosa ya están afectando al sur de Japón. En algunos casos, las precipitaciones están siendo intensas y probablemente acompañadas de tormentas. Muchas prefecturas se encuentran con aviso rojo, a pesar de que Krosa no es un tifón. Síntoma de que aun así tiene una alta capacidad para producir fenómenos severos.