Altocúmulos lenticulares, las nubes esculpidas que dejan crepúsculos inolvidables

Los altocúmulos lenticulares, o altocumulus lenticularis, son unas de esas nubes que llaman la atención de cualquier persona que mira al cielo.

Sus caprichosas formas, que recuerdan a grandes almendras, a los llamados ovnis, a teteras… A menudo formadas por muchas capas de la propia nube repetida una encima de otra, como si fuera una milhoja nubosa.

A continuación, os explicamos cómo se forman y repasamos algunas imágenes llamativas de este tipo de nubes.

¿Qué son los altocúmulos lenticulares?

Su nombre, como el de todas las nubes, lo recibe por su apariencia que nos recuerda a un gran ovoide. Una nube parecida a una gran almendra, una lente; normalmente formada por diversas capas o pilas nubosas… a la que a menudo se le compara con lo que se suele denominar un ovni.

Por su altitud se clasifican dentro del tipo de nubes medias, estando su base entre los 2 y 7 Km de altura (dependiendo de las condiciones meteorológicas y la fecha del año). Pueden llegar a tener una dimensión vertical de entre 0,2 y 0,8 Km.

Sin duda alguna, se trata de uno de los géneros de nubes más perseguidos por los aficionados a la meteorología por sus peculiares formas, que a menudo alcanzan tamaños enormes, con múltiples capas, como formando un collar nuboso de enormes lentejas y que suelen permanecer de forma cuasiestacionaria durante varias horas en una misma zona.

¿Cómo se forman?

Su formación se debe, fundamentalmente, a la existencia de humedad en capas medias-bajas y un flujo de viento intenso que atraviese un sistema montañoso, haciendo que el flujo de viento se ondule, apareciendo turbulencias, con zonas de ascensos y de descensos.

Estas nubes justo se forman entre estos flujos de viento, siendo moldeados por ellos de esta manera tan espectacular.

Por tanto, es común verlas a sotavento de algún sistema montañoso importante, en el que le viento incida con fuerza y haya algún aporte de humedad.

Altocúmulos lenticulares y el Chorro Polar

Al tratarse de formaciones nubosas relacionadas con fuertes vientos en el perfil atmosférico, la relación entre ambos fenómenos es evidente.

Este mapa, mediante líneas de flujo y colores, muestra dónde estaba ubicado el Chorro Polar en el día de ayer. Más exactamente, en análisis del modelo meteorológico americano GFS / NCEP, para las 12 UTC. Viernes, 13 de diciembre de 2019.

A pesar de que el Chorro Polar estaba afectando de lleno al país vecino de Francia, sus efectos fueron notorios en nuestro país.

Además de las fuertes rachas de viento registradas por numerosas estaciones meteorológicas, la formación de ondas de montaña fue muy evidente.

Una imagen vale más que mil palabras. Y la adquirida ayer por el satélite AQUA (sensor MODIS) de la NASA, lo dice todo. La existencia de humedad en capas medias, junto con los fuertes vientos del noroeste, en interacción con los sistemas montañosos interiores, dieron como resultado la formación de estas nubes.

Ondas de montaña cuando hablamos del conjunto. Y altocúmulos lenticulares cuando hablamos a escala más reducida, siendo observadas desde la superficie terrestre por un observador o spotter.

Crepúsculos increíbles

Es fácil imaginar qué ocurrió cuando llegó el ocaso, en medio de esta situación… Se formaron atardeceres que dejaron boquiabiertos a numerosos observadores de muy diversas zonas de todo el país.

¿Quién da más…?