La llegada de un frente nuboso a la Península Ibérica en el arranque de noviembre provocó en la mañana del día dos de noviembre de 2017 este bello candilazo. Cuando el sol aparece o se oculta en el horizonte, ilumina las nubes altas y medias desde diferentes ángulos provocando que los cristales de hielo que las forman adopten en su conjunto diferentes colores que van desde el fucsia al amarillo, pasando por tonos rojos y anaranjados, todo según la altura a la que se mueva la nube o la posición de sol.

En este caso, observamos capas de Cirroestratos y Altoestratos que llegaban desde el Oeste adquiriendo colores muy intensos justo antes de salir el sol. Los Stratus, que se movían de Este a Oeste, a un nivel mucho más bajo, formados por gotas de agua, apenas adquieren colores llamativos durante el crepúsculo.

Más tarde, cuando el sol se situó más arriba en el cielo, al colocarse detrás de una capa de Cirroestratos hizo que se formara este tenue halo de sol.