El 80% de los datos climatológicos no están digitalizados

06.09.11. Así lo recoge un informe editado por el Climate Research y realizado por Manola Brunet y Phil Jones, el cual nos indica que sólo el 20 % de la información climatológica registrada en el pasado está disponible para la comunidad científica. En Europa contamos con datos fidedignos desde el s. XVII, pero una mínima parte de ellos está disponible en soporte digital para su estudio.

Sin duda alguna, si se tuviera toda esa información almacenada y ordenada de forma accesible para los distintos grupos de investigación en climatología y meteorología, avanzarían de una forma más rápida las investigaciones abiertas.

Según afirma Manola Brunet, «no descifrar los mensajes que encierran los registros climáticos del pasado conllevará perjuicios socioeconómicos, ya que seremos incapaces de afrontar los impactos actuales y futuros asociados al cambio climático y a un mundo más cálido».

Añade: «Si contáramos con todos los datos históricos registrados, podríamos evaluar con mayor fiabilidad con qué frecuencia pueden ocurrir estos fenómenos en el futuro», mantiene la experta.

En África o Sudamérica los datos no empezaron a registrarse de manera fiable hasta mediados del s. XIX. En esos países, el informe alerta de la necesidad de la recuperación urgente de toda la información registrada en soportes perecederos.

España, junto a EE UU, Canadá, Holanda y Noruega, forma parte del reducido grupo de países que permite un acceso parcial a los datos históricos del clima. El resto del mundo no pone estos datos a disposición de la comunidad científica o del público general, a pesar de las recomendaciones de la Organización Meteorológica Mundial.

Para superar las trabas políticas y legales que representa la reducida accesibilidad actual, «los gobiernos, en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, deberían adoptar una resolución que contemplara abrir los datos históricos del clima», sugiere la investigadora.

Los servicios meteorológicos de todos los países se enfrentan a la tarea titánica de digitalizar toda la información climática histórica, registrada en papel y almacenada en archivos, bibliotecas y centros de investigación.

Esta disparidad de soportes dificulta la accesibilidad, como también lo hace la finalidad con la que fue creado el propio servicio meteorológico.

Este tipo de información despierta un interés científico, social y también económico ya que, por ejemplo, las compañías aseguradoras fijan sus primas en función de los cambios que se esperan del clima. También los municipios y los gobiernos «quieren conocer las condiciones climáticas y sus futuros cambios para mejorar la ordenación territorial y evitar la urbanización de áreas susceptibles a sufrir inundaciones», concluye Brunet.

Puedes leer el informe aquí: http://www.int-res.com/articles/cr_oa/c047p029.pdf. O bien, ampliar esta información a través de nuestro foro de debate.