Análisis en 3D (tres dimensiones) de la estructura interna de EVAN. Crédito: NASA / Owen Kelley.

24.12.12. Una vez más, el satélite TRMM de la NASA ha servido para encontra otrar característica inusual en el hace ya tiempo extinto ciclón tropical EVAN. ¿Cuál ha sido esta nueva característica?

La imagen superior (ver original) ha sido generada a través de los datos captados por el TRMM, tanto de altura de las nubes, como de precipitación, el pasado día 16 de diciembre.

Fue capaz de descubrir la existencia de una célula tormentosa extremadamente alta en la cara norte de la pared del ojo de EVAN. Las corrientes ascendentes en esta torre tormentosa se extendieron lo suficientemente alto como para elevar precipitación en forma de hielo hasta los 17 km. de altura por encima de la superficie del océano (en rojo en la imagen).

La imagen embebida abajo a la izquerda muestra la temperatura de los topes nubosos a través del canal infrarrojo. La flecha con sentido en las agujas del reloj muestra la dirección del viento rodeando la pared del ojo.

En la cara norte de la pared del ojo, la forma circular explosiva es el flujo de salida de niveles altos de la torre extremadamente alta.

Las células de precipitación de cierta altura suelen alcanzar los 14,5 km. y son denominadas «torres cálidas«, pero lo que fue visto en la pared del ojo de EVAN fue otro tipo diferente de célula tormentosa.

Células como la que creció en la pared del ojo de EVAN se sabe desde hace tiempo que ocurren ocasionalmente sobre tierra pero, antes de la existencia del satélite TRMM, no se pensaba que ocurrieran también sobre el océano, lejos de tierra firme.

Mientras que estudios de campo han estudiado periódicamente un punto u otro sobre el océano, lo que el TRMM nos ha enseñado es que tales observaciones esporádicas son insuficientes si lo que se quiere es capturar fenómenos extraños.

Después de 15 años de operaciones continuas, el satélite TRMM revela las características inusuales, cambiando nuestra forma de entender cómo funciona la meteorología.

El océano es un lugar no habitual para la formación de células tormentosas tan altas porque la superficie del océano permanece con una temperatura muy constante, al contrario que en tierra, la cual se caliente rápidamente durante el día, incrementando la inestabilidad en niveles bajos y favoreciendo que se formen células muy altas.

Durante los 10 primeros años de la misión del TRMM, sólo 5 células tormentosas tan alta como la que nos ocupa se han observado en ciclones tropicales del Pacífico Sur. Debido a su rareza, quizá estas torres de 17 km. de alto requerirían de un nombre específico. Para distinguirlas del grupo de la torres cálidas, se podría llamar a estas células «tintanes«, «super torres» o justamente extremadamente altas.

Sobre todos los océanos tropicales, solo 174 células tormentosas de tal altura han sido observadas durante los primeros 10 años de operación del TRMM. Estas 174 destacan de las aproximadamente 9 millones de tormentas oceánicas que el TRMM ha visualizado durante este tiempo.

Merece señalar, sin embargo, que incluso el TRMM tiene sus limitaciones: no observa al planeta por entero de forma continua y frecuentemente se pierde fenómenos de corta duración. Teniendo esto en cuenta, es probable que estas células extremadamente altas ocurran con mayor frecuencia de lo que indica el TRMM.

El TRMM también observó topes nubosos con temperaturas frías; en la cara norte de la pared del ojo, se encontraba el flujo de salida de niveles altos de la super torre, es decir, los «gases de escape» de la torre. Este volumen de salida se movía hacia afuera horizontalmente en todas direcciones, incluso hacia el ojo en el centro del ciclón tropical.

Es a través de un proceso llamado «subsidencia forzada» por el que los «gases de escape» de las torres de la pared del ojo pueden calentar el aire en el ojo de los ciclones tropicales. Calentar el aire en el ojo, provoca un descenso de la presión en superficie, y favorece la intensificación de los vientos alrededor del ojo.