Mapa isobárico de superficie y frentes, Europa y Atlántico Norte. Previsión para el 1 de diciembre de 2018, 12 UTC.

Anticiclón y contaminación, llega el clásico del invierno. Y es que hace unos días, ya avisábamos de que el Anticiclón de las Azores iría ganando terreno, progresivamente. Así, el mes de diciembre de este 2018, promete arrancar con condiciones anticiclónicas. Probablemente, esto también favorecerá la concentración de contaminantes en grandes ciudades, como Madrid.

¿Por qué los anticiclones invernales favorecen los episodios de contaminación en las grandes ciudades?

La dinámica de los anticiclones

Para entender por qué los anticiclones favorecen los episodios de contaminación, hay que conocer primero la dinámica de anticiclones y borrascas.

Y la figura superior no lo puede representar mejor: en este caso, nos interesa lo que ocurre en los anticiclones, en la imagen representado con una «H».

Dinámica de anticiclones y borrascas. Fuente: Physik, Uni – München

En niveles altos, los vientos tienden a converger e iniciar un descenso en la vertical (este fenómeno se conoce con el nombre de subsidencia). Cuando llegan a niveles cercanos a la superficie, tienden a esparcirse hacia afuera en sentido horario.

Este mecanismo de subsidencia, precisamente, es el que evita la formación de nubosidad en los anticiclones, a excepción de los casos de oscuridad anticiclónica.

También es el responsable de la acumulación de los gases contaminantes en las grandes ciudades, ya que impiden que escapen de la superficie.

Factores que ayudan al aumento de la concentración de contaminantes

Otra razón la encontramos en la estabilidad atmosférica que provocan. De este modo, casi siempre aparecen inversiones térmicas en superficie. Y siempre con ausencia de vientos.

La suma de estos dos nuevos factores, la estabilidad atmosférica e inversión térmica, más la ausencia de vientos que dispersen los contaminantes, ayudan a su concentración sobre el mismo lugar.

Es muy fácil observar el efecto de esta estabilidad atmosférica sobre la dispersión de los contaminantes.

Sólo tendremos que fijarnos en una chimenea que esté emitiendo humo. Veremos cómo el penacho describe una forma de onda, con ascensos y descensos, y cómo el humo termina alcanzando la superficie. ¿Por qué?

El efecto de la estabilidad atmosférica

Pues porque los penachos de humo no dejan de ser burbujas de aire caliente; éstas ascienden siempre que su temperatura sea mayor que la de su entorno, simplemente porque el aire cálido es más ligero que el frío. En este momento, el penacho de humo asciende.

Sin embargo, cuando la temperatura de la burbuja se iguala a la del entorno, si no hay un forzamiento externo, la burbuja no asciende más. El penacho de humo seguirá subiendo un poco más, por la inercia del propio ascenso.

Al final, la temperatura de la burbuja será inferior que la del ambiente que le rodea, por lo que tenderá a descender de nuevo.

En estas condiciones de inversión, los penachos de humo apenas ascienden, y terminan tocando el suelo, por este proceso comentado.

Por último, indicar que algunos gases contaminantes, reaccionan a la luz solar, descomponiéndose, e incrementando su nocividad. Las nieblas también pueden combinarse con los contaminantes, con un efecto similar en cuanto al aumento de su efecto perjudicial en la salud de las personas.