La banquisa antártica ha registrado su mínimo anual al finalizar el invierno austral, resultando el más bajo en 41 años de registro oficial

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La banquisa antártica ha registrado su mínimo anual al finalizar el invierno austral, resultando el más bajo en 41 años de registro oficial.

Los datos del Programa Copernicus del ECMWF nos hablan de una superficie helada de tan solo 1.924 millones de kilómetros cuadrados, lejos del anterior mínimo absoluto de 2017.

Para los científicos que analizan el clima y estado de la capa de hielo marino antártico el dato ha supuesto una sorpresa, puesto que el descenso ha sido bastante acusado respecto a los años precedentes.

La banquisa antártica marca su mínimo histórico

El 21 de febrero la banquisa antártica cayó a 1.966 millones de kilómetros cuadrados y el 25 de febrero su superficie se redujo a 1.924 millones de kilómetros cuadrados.

Los datos del Centro Nacional de Datos de Hielo Marino de la Universidad de Boulder (Colorado, EE.UU.) nos dicen que extensión del hielo marino antártico fue un 27 % inferior al promedio de febrero de 19912020.

Lejos del anterior récord

Según el NSIDC este mínimo queda bastante lejos del anterior, que se produjo el 3 de marzo de 2017, cuando se registraron 2.110 millones de kilómetros cuadrados.

Las principales áreas con concentración de hielo marino por debajo del promedio se situaron en los mares de Ross, el oeste de Amundsen y el norte de Weddell.

Nunca hasta ahora esta extensión helada había sido tan baja en un valor diario.

Y considerando la media mensual el mes de febrero, ha resultado el segundo con menos extensión en estos 44 años de observaciones satelitales.

Muchas fluctuaciones en los últimos años

En el blog os hemos ido relatando estos años como la banquisa antártica se ha desligado algunas temporadas de la tendencia siempre a la baja de la banquisa ártica.

Pero en los últimos 10 años sí se están observando fluctuaciones importantes, pasando de unos años a otros de valores muy bajos a otros muy altos y viceversa.

Los científicos creen que la especial circulación de las corrientes oceánicas australes, así como de los sistemas de bajas presiones de la zona, salvaguardan a la banquisa antártica de la influencia de las corrientes más templadas.

Mientras en el Ártico, la pérdida de hielo en el océano es constante y evidente, en la Antártida la evolución del mar helado es más compleja y no se aprecia una evolución tan clara y lineal.

Desde el mínimo récord de 2017, la extensión había registrad estos años una ligera tendencia positiva respecto a la media de las mediciones que se vienen haciendo desde 1979 (aunque no es estadísticamente significativa).