Desde hace un par de días, el Centro Nacional de Huracanes, está siguiendo los progresos de una onda tropical en la Región de Desarrollo Principal. Al principio, parecía que las probabilidad de que dicha onda tropical se convirtiera en ciclón tropical, eran limitadas. Sin embargo, con el paso del tiempo, y dadas las condiciones anómalas que reinan sobre todo el Atlántico Tropical, esas probabilidades han aumentado de forma sustancial. Tanto es así que podríamos asistir a la rara formación de una tempestad tropical en la zona, tan pronto en la temporada.

Persistencia de las condiciones anómalas

El meteorólogo neocelandés, Ben Noll, ha publicado un mapa muy interesante en su cuenta de Twitter.

Compara las temperaturas que se están registrando en junio, con las que son usuales en el mes de septiembre, que coincide con el pico climático de actividad de huracanes.

Por supuesto, hablamos del Atlántico Tropical, incluyendo la Región de Desarrollo Principal.

«¡Este mapa resalta las zonas en las que las temperaturas actuales de la superficie del mar son más cálidas de lo que normalmente serían durante septiembre!

En otras palabras, las áreas amarillas indican dónde el mar está tan cálido en este momento como lo estaría normalmente(*) dentro de tres meses. Incluye grandes franjas de la Región de Desarrollo Principal del Atlántico. Cuna para los huracanes más intensos, donde las temperaturas son las más altas registradas en el mes de junio. Todo ocurre cuando el primer huracán de la temporada parece estar listo para formarse la próxima semana

(*)Normal es el promedio de 30 años de 1991 a 2020, el estándar meteorológico actual».

Este mapa publicado por Tomer Burg, Licenciado en Ciencias Atmosféricas, en su cuenta de Twitter, también es de gran interés.

Lo publicaba ayer, cuando la onda tropical aún no tenía el potencial actual de desarrollo, según el Centro Nacional de Huracanes, CNH.

Superpone la gráfica de previsión en el trópico del CNH en ese momento, junto con un mapa de densidad de formación de todos los ciclones tropicales durante un mes de junio, del 1 al 30, de toda la serie climática disponible 1851 a 2023.

Esto nos permite dar rango de magnitud a la rareza del fenómeno. Especialmente, si consigue convertirse en una tempestad tropical o, incluso, en el primer huracán de la temporada.

Fase positiva del índice AMO (Atlantic Multidecadal Oscillation)

Según parece como veremos a continuación, el hecho de que estemos atravesando una intensa fase positiva del índice AMO, tiene mucho que ver en la situación actual.

El Índice AMO (Atlantic Multidecadal OscillationOscilación Multidecadal del Atlántico norte) tiene a la temperatura de las aguas superficiales (SST) del Atlántico Norte y su variación natural como principales protagonistas, y trata de excluir los efectos del Cambio Climático y el Calentamiento Global de dicha variación.

Para entenderlo un poco mejor, es algo parecido al ENSO (El Niño y La Niña) y podría decirse que guarda alguna relación también con la Oscilación de Madden Julian, aunque en este caso aplicado al Atlántico Norte. Además, existen diversos métodos para calcularlo y nosotros hemos elegido el del doctor Philip J. Klotzbach, de la Universidad de Colorado, USA.

El índice AMO calculado por Philip J. Klotzbach y William M. Gray en 2008 emplea las anomalías de temperatura de las aguas superficiales del Atlántico Norte (50 – 60ºN, 50 – 10ºW) y la presión atmosférica a nivel del mar (SLP) (0 – 50ºN, 70 – 10ºW). Estos investigadores la definen como la diferencia entre la SST estandarizada y las anomalías de SLP; es decir SST – SLP.

Con este método, relacionan el AMO con la actividad ciclónico tropical, encontrando importantes relaciones entre ambos.

El meteorólogo Eric Webb comparte este mapa en su cuenta de Twitter.

«Si bien es muy temprano en la temporada de huracanes para los ciclones tropicales de Cabo Verde, el CNH se enfrenta a la onda tropical en el Atlántico este para que pronto ingrese al área más *anómalamente* favorecida por la actividad de ciclones tropicales durante la fase positiva del Modo Meridional del Atlántico (AMM)».

El Modo Meridional del Atlántico (AMM) es el modo principal de variabilidad del sistema acoplado océano-atmósfera. Este modo también es conocido como Dipolo del Atlántico o modo inter-hemisférico.

La relación entre la temperatura de las aguas superficiales oceánicas (SST) y actividad ciclónica puede ser considerada como una parte de la relación entre dicha actividad y el AMM.

La AMM afecta a la cantidad de lluvia que cae en el noreste de Brasil y el desarrollo de ciclones tropicales en el Atlántico Norte.

Durante una fase positiva de la AMM, la Zona de Convergencia Inter Tropical (ZCIT) se desplaza hacia el norte, causando sequía en esa zona de Brasil.

Unas aguas superficiales oceánicas más cálidas, junto con una más débil cizalladura vertical del viento durante estas fases positivas de la AMM, tiende a realzar la actividad de ciclones tropicales en el Atlántico Norte.

Incertidumbre, a pesar de las previsiones

No debemos ponernos excesivamente nervioso observando las previsiones de algunos modelos. Y esto es porque, a algunos, realmente «se les va la olla» resolviendo el desarrollo de la posible Bret.

Por ejemplo, esta es la previsión del modelo americano GFS/NCEP, que lleva a la onda tropical a convertirse en el primer huracán de la temporada.

Llegados a este punto es necesario recordar que, aunque un ciclón tropical puede llegar a ser un fenómeno meteorológico muy violento, son extremadamente delicados.

Requieren de condiciones muy precisas tanto para nacer, como para fortalecerse. Y de momento, la onda tropical, onda tropical sigue siendo, y no muestra síntomas de rápida organización. Toca seguir observando…