Temperaturas máximas esperadas para los días 13, 14 y 15 de junio de 2018. Crédito: César Rodríguez Ballesteros.

El verano por fin asoma la patita: subida paulatina de las temperaturas. Los modelos meteorológicos llevan varios días atisbando cambios positivos en este sentido. Y al irse confirmando la tendencia, hemos creído que ha llegado el momento de anunciarlo a bombo y platillo. Las temperaturas se deciden a subir, con una atmósfera más estable, y un ambiente más propio de estas fechas. Eso sí, no esperemos calores excesivos generalizados, porque estos aún no van a llegar. Además, hay más detalles significativos que vamos a comentar.

Masas de aire cálido subtropical marítimo.

Temperatura (colores) y altura geopotencial (líneas blancas) para el nivel de 850 hPa. Previsión del modelo GFS para el 15 de junio de 2018, 00 UTC.

El progresivo aumento de las temperaturas se va a notar sobre todo en los valores máximos. ¿Qué lo va a estimular? La penetración de las altas presiones atlánticas en la Península, en forma de cuña. Lleva asociada una advección de masas de aire subtropical, evidentemente más cálidas que las últimas que nos han afectado. Éstas fueron de origen polar marítimo, con lo que las diferencias son lógicas.

Si nos fijamos en el mapa, las masas de aire subtropical más cálidas son aquellas que se encuentran sobre el norte de África. Las que se encuentran sobre el Atlántico Subtropical son menos cálidas, pero también más húmedas.

¿Recordáis la noticia en la que hablábamos de anómalo enfriamiento de las aguas del Atlántico Tropical? Pues esto tiene un claro efecto sobre las masas de aire justo encima. El agua, al no estar tan cálida como otros años, no transmite tanta energía al aire que tiene encima. ¿Resultado? El aire no está tan cálido.

Es por esto que las temperaturas tienden a subir, pero no será un incremento ni muy repentino ni muy fuerte. Además, no va a ser muy homogéneo que digamos, y el calor de verdad quizás solo se deje sentir, de momento, en el Valle del Guadalquivir.

A pesar de esta subida inicial, las anomalías de las máximas ¡van a seguir siendo negativas!

Y lo mismo tiende a ocurrir con las temperaturas mínimas.

El subjetivismo inherente a las temperaturas y la sensación térmica.

A pesar de que las temperaturas van a comenzar a subir, pero manteniéndose por debajo de la media, nuestra percepción está sujeta a un inherente subjetivismo. ¿Qué significa esto? Pues que tras un período bastante prolongado de temperaturas muy por debajo de lo normal, y con tiempo lluvioso, este ascenso lo vamos a notar más.

De hecho, el informe climático mensual de AEMET, recientemente publicado, habla de que hemos tenido un mayo normal. Cuando nuestra percepción es la de que ha sido muy frío y muy húmedo. ¿Por qué nos da esa sensación?

Porque como demuestra este interesante tuit, nos habíamos acostumbrado en los últimos años a un importante «adelanto canicular». Empezamos a tener calor en mayo, y prácticamente ya no lo soltamos hasta bien entrado el otoño. Y esa nueva realidad es la que, para nosotros, se había convertido en normal. Ahora, ha llegado un año con una primavera que de verdad ha sido normal, y nos parece que ha sido muy fría y húmeda.

Por otro lado, y aunque no tiene que ver con las temperaturas, también es imperativo hablar de lo que ha ocurrido con la lluvia. Y es que la cantidad total acumulada para el trimestre de la primavera (marzo, abril y mayo) es equivalente a ¡toda la recogida durante 2017, e incluso mayor en algunas zonas!. Recordemos que el 2018 puso punto y final a una intensa sequía.

El verano llega climatológicamente en la segunda quincena de junio.

César Rodríguez nos muestra la evolución de las temperaturas máximas a lo largo del mes de junio. Periodo de referencia 1981-2010. La subida de temperatura a lo largo del mes es evidente superándose los 30ºC en amplias zonas del país en la segunda quincena. Por lo tanto, la evolución prevista es la propia a estas alturas.