Anomalía de las aguas superficiales del Pacífico, 3-10 agosto de 2015. Crédito: NASA.

Anomalía de las aguas superficiales del Pacífico, 3-10 agosto de 2015. Crédito: NASA.

Resulta imposible elegir un título distinto para referirnos a un evento de El Niño 2015 que tiene muchas probabilidades de convertirse en histórico, máxime después de la forma en que se está refiriendo a él medios de comunicación internacionales, que lo han bautizado con el nombre del El Niño Godzilla.

Ya sabemos cómo se las gastan algunos de estos medios, que poco menos que anuncian la llegada del Apocalipsis en forma de un fenómeno climático como es este de El Niño, que sí que es cierto que alcance unos niveles nunca vistos desde que se tienen registros (año 1950).

La figura que encabeza esta entrada sobre el estado actual de El Niño a fecha de 18 de agosto de 2015, muestra las anomalías de temperatura de las aguas superficiales, SST, del Pacífico entre los días 3 y 10 del presente mes. Es fácil observar la extensión y magnitud de dichas anomalías, teniendo en cuenta que el calentamiento continúa.

En la última entrada que publicamos en relación a este tema, comentamos que iban a converger una serie de circunstancias que iban a ayudar a este calentamiento: el cambio de fase de la Oscilación Decadal del Pacífico, más conocida por sus siglas en inglés, PDO.

La convergencia de estos y otros fenómenos están ayudando a que las temperaturas medias de las aguas superficiales en las regiones de referencia de El Niño puedan alcanzar niveles récord.

Anomalía de temperatura de las aguas superficiales del Pacífico en las regiones 3 y 3.4 de El Niño: año 2015, evolución y previsión a partir del 1 de agosto de 2015.

Anomalía de temperatura de las aguas superficiales del Pacífico en las regiones 3 y 3.4 de El Niño: año 2015, evolución y previsión a partir del 1 de agosto de 2015.

Así queda reflejado en esta figura, que muestra la evolución seguida por la SST durante lo que llevamos de 2015 hasta el 1 de agosto, y cómo está previsto que evolucione en los próximos meses (en rojo). Como vemos, hay muchos miembros del modelo que llevan las anomalías hasta o por encima de los +3ºC de desviación.

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Si comparamos esas gráficas con la que mostraba el meteorólogo norteamericano Philip Klotzbach en su muro de la red social Twitter, es posible observar que la previsión en la region 3.4 llevaría las anomalías muy por encima de las que se registraron en el evento de El Niño de 1997, que es el más intenso hasta la fecha y el de referencia actual.

Es necesario incidir en que las previsiones son muy agresivas y, aunque más o menos es bien conocido cuáles son los efectos de estos eventos en algunos países, como Norteamérica, Australia o Asia, un evento récord como este podría tener unas consecuencias muy amplias y significativas, seguramente poco previsibles también en algunas regiones del globo.

Variaciones en la altura de la superficie de las aguas oceánicas.

Otra forma de analizar el actual evento de El Niño es a través de las anomalías de altura de la superficie de las aguas oceánicas, más conocido este término por sus siglas en inglés, SSH o Sea Surface Height.

Gracias a los satélites, primero TOPEX/Poseidon y actualmente el Jason-2, es posible conocer los valores de estas anomalías, que están íntimamente relacionadas con el calor almacenado por las aguas.

Cómo se miden las anomalías de altura de la superficie oceánica y su relación con el calor almacenado en sus aguas. Crédito: NASA.

Cómo se miden las anomalías de altura de la superficie oceánica y su relación con el calor almacenado en sus aguas. Crédito: NASA.

Partiendo de la base de que si una masa de agua se enfría, se contrae; mientras que si se calienta, se expande, es posible detectar las regiones del Pacífico en que la masa de agua almacena más energía en forma de calor.

Es precisamente lo que se puede observar en la figura superior, que sirve de modelo conceptual para poder entender qué información podemos extraer de la siguiente:

Comparativa de las anomalías de altura de la superficie oceánica, El Niño 1997 vs. El Niño 2015. Crédito: NASA.

Comparativa de las anomalías de altura de la superficie oceánica, El Niño 1997 vs. El Niño 2015. Crédito: NASA.

Esta figura compara las anomalías de SSH entre el 6 de agosto de 1997 y el 6 de agosto de 2015. Es decir, se comparan los eventos de El Niño 1997 vs. El Niño 2015 para un mismo día de sus respectivos años.

Resulta muy evidente cómo las anomalías este año son bastante mayores a las del evento de 1997, lo cual es de por sí bastante alarmante, máxime con la información que nos proporcionan las previsiones comentadas anteriormente más arriba.

Efectos de El Niño 2015, hasta la fecha.

Por lo pronto, el estado de desarrollo actual del evento de El Niño actual ya está teniendo repercusiones propias y características del fenómeno, pero con una intensidad muy por encima de lo habitual.

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Por ejemplo, y tal como indica el Sr. Klotzbach, los niveles de Energía Ciclónica Acumulada (en inglés, ACE o Accumulated Cyclonic Energy) que expresa los niveles de actividad ciclónica (ciclones tropicales) en el Pacífico Noroeste están alcanzando niveles de récord (desde 1950).

Que esto esté sucediendo en el Pacífico Noroccidental es muy destacable, ya que durante los eventos de El Niño, las aguas en esta región suelen enfriarse. Este año la distribución de las anomalías positivas de temperatura de las aguas está siendo distinta de como suele ser habitual durante estos eventos.

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Pero hay otro fenómeno récord: hasta el 16 de agosto se han formado 11 ciclones tropicales en el Hemisferio Norte que han alcanzado las categorías 4 y 5, lo cual es la primera vez que sucede desde que se tienen registros sólidos (año 1971). Además, con los tifones Goni y Atsani actualmente activos, podrían subir a 13, lo cual hace la cifra aún más llamativa.

Cabría destacar el hecho de que, aunque durante eventos de El Niño, las aguas tropicales del Atlántico Norte están más frías de lo normal, en las últimas semanas se han calentado de forma significativa llegando a presentar ciertas anomalías positivas, lo cual podría activar la que hasta ahora ha sido una temporada paupérrima (lo cual sí es normal durante El Niño).

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Quizás, seguramente la temporada atlántica ha permanecido dormida durante mucho tiempo hasta hoy (una onda tropical en la Región de Desarrollo Principal va a ser clasificada como depresión tropical en cualquier momento), a pesar de que las aguas tropicales se han calentado, es porque la cizalladura vertical del viento se ha mantenido en niveles de récord desde 1979 (fecha en que comienzan estos registros).

En definitiva, se nos presentan por delante unos meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre apasionantes, por la cantidad y magnitud de fenómenos que pueden producirse en relación a un El Niño que es casi seguro que va a alcanzar una intensidad nunca vista.

Aunque publicaremos nuevas entradas relacionadas, en el foro de debate hay un hilo activo donde se irán aportando nuevos datos y en donde, si lo deseas, puedes expresar tus dudas.