El hielo marino más antiguo y espeso del Ártico se descompone. Según las últimas observaciones realizadas por los institutos meteorológicos de Dinamarca y Noruega o por el NSIDC, se están abriendo aguas al Norte de Groenlandia que llevaban muchas décadas cerradas por la presencia permanente del hielo incluso en verano.

La considerara ‘la última área del hielo’ porque se suponía que era irreductible comienza a dar síntomas de debilitamiento, en un año en el que se han producido dos períodos anormalmente cálidos en el Ártico que parece que han acelerado este proceso, como ya os informamos semanas atrás.

Grieta inusual en la costa Norte de Groenlandia

Según indican desde el Instituto de Meteorología de Dinamarca, la grieta de agua abierta observada este verano de 2018 en la costa norte de Groenlandia es inusual. Esta zona se ha llamado ‘la última área de hielo’ ya que se siempre se ha pensado que allí estará el último hielo marino perenne en el Ártico.

Pero la semana pasada, se abrió una nueva grieta después de que la estación meteorológica de Kap Morris Jesup registrara una temperatura récord de 17 ºC acompañada de fuertes vientos del Sur a 11 nudos.

Lógicamente, esas grietas se congelarán pronto nuevamente, pero la presencia de las aguas abiertas en aquellos remotos lugares retrasará la recuperación habitual de la banquisa ártica que se produce con la llegada del otoño astronómico.

Keld Qvistgaard, del Observatorio del Hielo en Dinamarca, informó que esta no era la primera vez que aparece una brecha entre la costa y el hielo principal, pero la que se formó del 1 al 5 de agosto de 2018 alcanzó una extensión bastante mayor de lo registrado hasta ahora, ya que cubría todo el camino al Oeste de Kap Morris Jesup.

Vientos del Sur

Para los científicos del NSICD el hielo del Ártico no tiene escapatoria, por lo que se acumula. En promedio, tiene más de 4 metros de grosor y puede apilarse en crestas de 20 metros de grosor o más.

Este hielo denso y compactado generalmente no se mueve con facilidad, sin embargo, ese durante el invierno pasado (concretamente entre febrero y marzo 2018) y en las últimas semanas de julio y agosto el hielo está siendo empujado lejos de la costa por los vientos predominantes y provocará que los trozos de hielo más duros se muevan a aguas más cálidas del sur, debilitándose en general la banquisa ártica.

Un 40 % menos de superficie que la media desde 1981

Las últimas observaciones realizadas por el Servicio de Hielo Noruego indican que la banquisa ártica en el área de Svalbard está actualmente un 40% por debajo de la media para esta época del año estimada desde 1981.

Durante agosto de 2018 hubo al menos 14 días en los que se alcanzó el mínimo histórico en esa región. Las previsiones más pesimistas indican que no habrá hielo de verano en el Océano Ártico en algún momento entre 2030 y 2050.