Como ocurre cada año, el pasado mes de marzo la banquisa ártica alcanzó su superficie máxima anual, coincidiendo con el final del invierno meteorológico en el Hemisferio Norte y la antártica su mínimo anual, como corresponde al final del verano en el Polo Sur.

Desde ambos extremos del Planeta nos llegan malas noticias: las superficies de hielo marino en el Ártico y en el Antártico registraron su máximo anual y su mínimo anual más bajos respectivamente de ambas series históricas.

La banquisa ártica sigue en claro retroceso

Según los datos publicados por el NSIDC, en marzo de 2017, el hielo marino del Ártico alcanzó su máximo más bajo.

Concretamente, la extensión máxima se midió el 7 de marzo con una superficie de 14,42 millones de Km2 un valor que quedó 97,00 kilómetros cuadrados por debajo del mínimo récord anterior que ocurrió en 2015.

 

Y la banquisa antártica sigue la misma tendencia

El hielo marino alrededor de la Antártida se comportó de manera similar. La extensión máxima anual se registró el pasado 3 de marzo con una superficie de 2,11 millones de Km2.

Este valor quedó 184.000 kilómetros cuadrados  por debajo del nivel récord anterior en el registro de satélite, que ocurrió en 1997. Este dato tan pobre llegó dos años después de varios récords mensuales en la Antártida y décadas de crecimiento moderado del hielo marino.

Una mirada global

Según informó la NASA, el pasado 13 de febrero de 2017  la superficie combinada de hielo marino ártico y antártico se encontraban en su punto más bajo desde que los satélites empezaron a medir continuamente el hielo marino en 1979.

El hielo polar total cubría 16,21 millones de kilómetros cuadrados una superficie que es 2  millones de Km2 inferior a la extensión mínima global promedio para 1981-2010.

Es decir, un dato que equivale a perder un área de hielo marino más grande que la extensión de un país del tamaño México.

Tendencias en ambos polos

Como hemos comentado en los últimos años, mientras los totales de hielo marino en el Ártico y en el mundo se han movido consistentemente a la baja durante 38 años, las tendencias antárticas son más confusas, pero no compensan las grandes pérdidas en el Ártico. Ahora, parece que la Antártida también ha entrado en un período de recesión

Este invierno, una combinación de temperaturas más cálidas que el promedio, vientos desfavorables y una serie de borrascas atrofiaron el crecimiento del hielo marino en el Ártico que ya empezó desde una mínima extensión en septiembre.

Esta temporada hubo mucha agua abierta en el océano y se produjeron períodos de crecimientos muy lentos del hielo a finales de octubre y en noviembre porque el agua tenía mucho calor acumulado que tenía que ser disipado antes de que el hielo pudiera crecer. La formación de hielo tuvo un comienzo tardío y todo quedó rezagado, era difícil para la cubierta de hielo marino ponerse al día.

El máximo récord más bajo de este año no necesariamente conducirá a un mínimo récord en verano, pero sí garantiza que estará por debajo de lo normal.

Analizando lo que ocurre en el otro extremo del Planeta, hasta el año pasado, las tendencias en el Antártico para cada mes fueron hacia más hielo marino pero  el año pasado fue increíblemente diferente, con disminuciones prominentes del hielo marino en la Antártida.

Para los expertos de la NASA es tentador pensar que el mínimo histórico que estamos viendo este año es el calentamiento global finalmente alcanzando a la Antártida, sin embargo esto podría ser un caso extremo de la envolvente de la variabilidad interanual por lo que es necesario tener varios años  con más datos para poder decir que ha habido un cambio significativo en la tendencia.