La tecnología 5G podría afectar a las frecuencias radioeléctricas asociadas a las comunicaciones meteorológicas. Como ya os adelantamos hace unos meses, existe cierta preocupación entre la comunidad científica y la OMM se hecho eco de esa problemática.

Recientemente ha publicado una nota en la que insta a los gobiernos de todo el mundo a proteger a dichas frecuencias, con el objetivo de que los organismos meteorológicos sigan dando las mejores previsiones posibles.

En marcha una Conferencia para abordar el asunto

El caso es tan grave que la OMM ha puesto en marcha la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones entre el 28 de octubre y el 22 de noviembre de 219, con el objetivo de adoptar medidas al respecto.

Se trata de un evento que se celebra cada tres o cuatro años bajo el amparo de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) haciendo velar el Reglamento de Radiocomunicaciones, documento que rige la utilización del espectro de frecuencias radioeléctricas y de las órbitas satelitales.

La fiabilidad disminuirá un 30%

Para los especialistas en el campo de la predicción meteorológica, la irrupción de la tecnología 5G supondrá que la precisión de los pronósticos caiga en un 30 % lo que equivaldría a retroceder al nivel de acierto de la década de los años 1980.

Esta tecnología iría en detrimento de las aplicaciones establecidas para los satélites de observación de la Tierra, las radiosondas, las aeronaves y otros sistemas de observación.

Lógicamente, la OMM ni puede ni desea impedir el desarrollo de una tecnología tan importante como la 5G pero sí va a tratar por todos los medios de proteger las comunicaciones meteorológicas.

De mermarse la calidad de los pronósticos, el sistema de alerta por fenómenos meteorológicos adversos empeoraría, poniendo en riesgo las personas y bienes materiales.

Técnicas de detección pasiva

Para las observaciones meteorológicas por satélite se utilizan con técnicas de detección pasiva, que aprovechan las características de la absorción atmosférica para obtener información sobre el estado presente del sistema Tierra.

Dichas mediciones son realizadas por  instrumentos sensibles, que miden las radiancias de microondas de una intensidad muy baja que emiten naturalmente la atmósfera y la superficie de la Tierra, resultando muy vulnerables a la interferencia de los nuevos usuarios de las frecuencias radioeléctricas ya que generan emisiones electromagnéticas para sus propios fines.

Banda de frecuencia afectada

La banda de frecuencia pasiva de 23,6 a 24 GHz asignada a las observaciones satelitales, es adyacente a la banda de reservada para el 5G que oscila entre 24,25 a 27,5 GHz.

A juicio de los expertos, solo una importante reducción de las emisiones interferentes de las IMT-2020 puede garantizar la protección de los sensores (pasivos) del Servicio de Exploración de la Tierra por Satélite (SETS), en particular en el caso de la banda pasiva de 23,6 a 24 GHz.

De no reducirse, los meteorólogos tendrían de 2 a 3 días menos para prever un fenómeno meteorológico adverso o encontrarían bastantes problemas para conocer la trayectoria final de una borrasca o un sistema tropical con este nuevo escenario.

Peores pronósticos

Además, de la peor precisión en el tiempo, esos pronósticos tendrían una resolución espacial más pobre.

Para la OMM, la clave para el éxito está en que se alcance un consenso sobre la manera de encontrar un equilibrio entre las demandas de los diferentes servicios que utilizan el espectro de frecuencias radioeléctricas, como el aeronáutico, el marítimo, los ferrocarriles, el satelital, la radiodifusión, la observación de la Tierra, la comunicación de banda ancha móvil y la radiodifusión para aficionados.