Imagen excepcional del pirocumulonimbus formado a partir del calor emanado del incendio forestal de Loyalton, California. 15 de agosto de 2020. Autor: Alex Neigher.

Este año 2020, sin duda alguna, está siendo un año excepcional. Excepcional por la pandemia del COVID-19, que tiene al planeta sumido en un trance de singular gravedad. Pero también por la multitud de fenómenos meteorológicos excepcionales que se están produciendo, y los que aún nos quedan por ver.

Hoy nos centramos en una pirosupercélula tornádica que se formó el 15 de agosto, cuyo origen radicó en un terrible incendio forestal en Loyalton, California.

De hecho, la oficina del Servicio Meteorológico Nacional de Reno (Nevada), lanzó un histórico aviso de tornado para la tormenta originada por el incendio. La primera vez que ocurre algo así en los Estados Unidos.

La primera vez en EE.UU. que se lanza un aviso de tornado para un pirocumulonimbus

Es bien sabido que los grandes incendios forestales, si las condiciones atmosféricas son adecuadas, pueden producir el calor suficiente para inducir la formación de grandes nubes. Nubes que se llaman pirocúmulos.

Como su nombre indica, son nubes de tipo cúmulo, que se forman a partir de un fuego (piro).

Pero cuando las condiciones atmosféricas son todavía más exclusivas, y el incendio forestal lo suficientemente grande e intenso, esas nubes puede alcanzar dimensiones colosales.

Se convierten en auténticos cumulonimbos, originados por el calor creado por el incendio. Y entonces reciben el nombre de pirocumulonimbos o pirocumulonimbus.

Auténticas nubes de tormenta, capaces de generar rayos y relámpagos. Pero también ir de la mano de convección organizada, apareciendo una columna de aire ascendente en rotación y tener, entonces, una pirosupercélula.

Una tormenta tipo supercélula, generada por el calor del incendio forestal.

Imaginad la combinación de un terrible incendio forestal, la caída de rayos, y la formación de tornados supercelulares en medio del fuego… Lo más parecido a la llegada de los Tres Jinetes del Apocalipsis.

Pues bien, justo esto es lo que ocurrió el 15 de agosto en el incendio de Loyalton, California. Los radares meteorológicos del NWS (National Weather Service, Servicio Meteorológico Nacional) detectaron la formación del pirocumulonimbo, y la de un mesociclón en su seno.

La detección de la pirosupercélula

Los enormes avances tecnológicos que ha sufrido el NWS de los USA es determinante en la detección de fenómenos severos que este. Su red de radares meteorológicos, su sistema estrella.

Gracias a esta, se puedo identificar, así como con el uso de otras herramientas modelísticas de última generación.

Estos volúmenes de radar, para los ojos acostumbrados, aportan una información extremadamente útil. Permite identificar los momentos de intensificación de los vórtices tornádicos y su propagación aguas abajo del pirocumulonimbo.

Otro análisis de radar, permite identificar la estructura en modo reflectividad (izquierda) y velocidad radial (Doppler) en la derecha.

Se detectan flujos realzados en la periferia del penacho convectivo inducido por el incendio, y un flujo inverso (flecha roja) retrógrado, a modo «rebufo», tras la columna convectiva principal. Los triángulos negros invertidos representan vórtices tornádicos, coincidiendo con la zona de cizalladura anticiclónica.

En este otro análisis, a la izquierda se identifica a la perfección una característica común de las supercélulas: la REDA, o Región de Eco Débil Acotado. Esa región se identifica fijándonos en los colores rojizos, que dibujan una especie de «J» invertida y al revés.

La imagen del tornado, un terrible y peligroso espectáculo para los bomberos

No puede haber nada más terrible para un bombero forestal el verse acorralado en un incendio que encima provoca un tornado supercelular de fuego.

Tristemente, California tiene un registro amplio de este tipo de fenómenos. Ya pudimos asistir a otro caso similar a este.