Aunque las altas concentraciones de polvo sahariano tienen efectos adversos en la salud de algunas personas es beneficioso para muchos ecosistemas

Aunque las altas concentraciones de polvo sahariano tienen efectos adversos en la salud de algunas personas su presencia es beneficiosa para muchos ecosistemas.

La borrasca Celia está trayendo unas valiosas y esperadas lluvias en muchos puntos de España, pero también una calima de una densidad pocas veces vista en las últimas décadas.

La propagación de los vientos que impulsa desde el Sahara, arrancando en los bajos niveles de la atmósfera y extendiéndose a todos los estratos de la troposfera, ha provocado en pocas horas una nube de polvo colosal invadiendo el suroeste de Europa.

Pero, en contra de lo que pueda parecer, el suelo agradece esta lluvia de minerales caído del cielo, casi de la misma forma que la apreciada precipitación.

Una calima excepcional

No cabe duda de que los cielos que estamos viendo estos días son poco habituales de contemplar.

Todos los años tenemos advecciones de polvo sahariana, algunas son bastante densas, pero esta que ha generado Celia estará probablemente entre las más importantes de las últimas décadas.

Algunos de vosotros nos comentabais por las redes sociales que se apreciaba incluso el polvo de caer directamente, sobre todo a la luz de las farolas, durante la pasada madrugada.

Así, hemos tenido depósitos de polvo incluso sin lluvia y en otros lugares, las precipitaciones, de agua o de nieve, están dejando una capa roja importante.

El polvo sahariano es beneficioso para los ecosistemas

Pero como decíamos al principio de esta entrada, hay muchos estudios de investigación realizados sobre el impacto de estas advecciones de polvo sahariano (o de otros desiertos) en el ecosistema.

Particularmente, se ha analizado con bastante profusión el impacto en el Amazonas que las advecciones saharianas provocan en la selva sudamericana.

Es habitual que desde África salgan masas de polvo hacia América, empujadas por vientos alisios constantes e intensos, que suelen circular a esas latitudes, llevando polvo al continente americano en un canal paralelo al Ecuador y muchas veces vinculadas a nubes que se desplazan por la ZCIT.

Se estima que unos 40 millones de toneladas de polvo del Sahara parten anualmente desde las costas de Senegal, Mauritania y el Sáhara Occidental.

Habitualmente en primavera, estas oleadas de polvo del Sahara suelen llegar al Caribe mientras que conforme el calendario avanza, las advecciones saharianas arriban en la costa sudeste de Estados Unidos o en el mencionado Caribe.

Efectos sobre el clima y el ecosistema

Esta ingente cantidad de polvo en suspensión tiene sin duda alguna distintas consecuencias sobre el clima y el ecosistema del Atlántico y de las regiones americanas a las que llega.

Sus partículas de polvo se constituyen en gran medida roca triturada, muy fina, compuesta por diferentes elementos químicos como el fósforo y el nitrógeno, benefician a la tierra y sirven como abono para las plantas.

La presencia de fósforo y hierro sirve de fertilizante para el crecimiento de los bosques.

En el mar, las algas crecen y producen mayor oxígeno gracias a estos micronutrientes puesto que microorganismos como el fitoplancton o las bacterias animales, pueden hacer uso de esos minerales y liberar nutrientes útiles que sirven de alimento a su vez a otros organismos.

Nutrientes para el Amazonas o Florida

Por ejemplo, diversos trabajos de investigación han analizado el efecto del polvo africano en la reposición de nutrientes en cada oleada al suelo del Amazonas.

Se estima que anualmente llegan 22.000 toneladas de fósforo desde el Sahara a la cuenca del Amazonas.

Y han demostrado la importancia que dichos minerales para los cultivos de Florida.

Proliferación de algas tóxicas

Como efectos negativos, se ha constatado que el polvo sahariano al caer al océano favorece la proliferación de diferentes algas tóxicas en el Golfo de México y el Sur de Florida.

En nuestras costas provoca la aparición de mareas rojas y la salinización de los suelos del Sur de la Península Ibérica, de la costa mediterránea y Baleares.

El polvo sahariano como inhibidor de la formación de huracanes

En el clima, las advecciones de polvo sahariano, provocan un efecto inhibidor en la formación de huracanes en la cuenca tropical atlántica.

Denominado como Estrato de Aire Sahariano (en inglés, Saharan Air Layer, SAL), este tipo de masa de aire polvoriento, cálido y seco que se mueve a través del Atlántico, crea una barrera atmosférica inhibiendo la formación de convección más profunda verticalmente a través de la atmósfera en los sistemas tormentosos y, en este sentido, poniendo freno a la formación de huracanes.

La alta concentración de polvo sahariano en esa zona del Planeta, limita el desarrollo de los ciclones tropicales dentro de la Región de Desarrollo Principal, o RDP, que es la región «nido» donde se forman la mayoría de huracanes peligrosos.

Efectos en la salud de las personas

Cuando las partículas de polvo entran en contacto con los seres humanos pueden ocasionar en muchas personas problemas en la salud tales como alergias y crisis asmáticas debido al alto contenido de bacterias, virus, esporas, hierro, mercurio y pesticidas que presenta el polvo.

Estamos hablado problemas de salud que tendrían lugar en situaciones en las que las concentraciones son especialmente elevadas, que afortunadamente, son más escasas que las advecciones normales.

Entre los efectos que distintos estudios médicos han citado, hay que considerar trastornos respiratorios (incluido el asma, la traqueítis, la neumonía, la rinitis alérgica y la silicosis), trastornos cardiovasculares (incluido el accidente cerebrovascular), conjuntivitis, irritaciones de la piel o incluso la meningitis meningocócica y la fiebre del valle.