La sequía vuelve a estar en boca de todos en el arranque del nuevo año hidrológico en España. Desde las Canarias a Galicia, pasando por las comarcas del Sur y Centro de la Península Ibérica, prácticamente ninguna comarca se libra de la escasez de precipitaciones.

En el cuadrante Sudeste, los episodios de lluvias torrenciales han elevado la humedad del suelo, aunque sus cuencas hidrográficas siguen sin alcanzar el nivel deseado. En otras regiones, la irregularidad espacial y temporal de las precipitaciones solo han puesto parches en la situación de estrés pluviométrico que arrastramos.

Desde 200910 no contamos con un año casi perfecto en cuanto a cantidad y reparto de lluvias y de momento, los pronósticos a corto o a largo plazo son optimistas. ¿Estamos en sequía? Lo analizamos a continuación.

¿Estamos en sequía?

El siguiente mapa nos muestra el valor de un índice de sequía denominado Índice de Precipitación Estandarizado (SPI, sigla de su nombre en inglés: Standardized Precipitation Index) para los tres últimos años, confeccionado por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

Si hacemos un balance del último año, podemos comprobar como destaca el carácter seco o muy seco en muchas comarcas de España.

Las precipitaciones de octubre 2018 supusieron un alivio en muchas regiones y de forma más reciente, los temporales que han afectado al Mediterráneo, han sido una noticia positiva (alejándonos de las desgracias personas y materiales) para el campo.

Por ello, si nos vamos a una escala temporal mayor, a un balance de los últimos tres años, sí se observa una mayor franja de nuestro territorio atravesando una sequía.

Acerca del índice de sequía

El índice de sequía SPI se define como un valor numérico que representa el número de desviaciones estándar de la precipitación caída a lo largo del período de acumulación de que se trate, respecto de la media, una vez que la distribución original de la precipitación ha sido transformada a una distribución normal.

De este modo se define una escala de valores que se agrupa en tramos relacionados con el carácter de la precipitación.

Este índice fue diseñado con objeto de dar cuenta de las distintas maneras en que el déficit de lluvia afecta a los diferentes sistemas de recursos hídricos (humedad del suelo, aguas superficiales, aguas subterráneas, etc.).

Los mapas del Observatorio para la sequía en Europa, nos resaltan las zonas con estrés pluviométrico o de humedad en estos momentos.

Igualmente, este servicio nos permite conocer qué zonas del viejo continente cuentan con áreas de terreno cuya humedad está por debajo de lo normal.

Balance de las cuencas hidrográficas

Si importante es que el campo goce de buena salud, con suficientes niveles de humedad en sus suelos, más lo es que las reservas hidrográficas tengan un volumen adecuado.

Pues bien, según informa el último boletín hidrológico que este martes ha publicado el Ministerio para la Transición Ecológica, las reservas de los embalses está ahora un 20% más bajos que hace sólo un año y un 24% menos que la media de la última década, que es el dato sin duda más preocupante.

Como es habitual, la peor situación está en las cuencas del Segura (que está al 27% de su capacidad total) y del Júcar, que apenas llega al 30%. Los pantanos de ríos tan importantes como el Guadalquivir, el Guadiana y el Tajo tampoco superan el 40%.

Sequía meteorológica, sequía agrícola y sequía hidrológica

Es importante, siempre, recordar estos tres conceptos, gracias a las definiciones explicadas por Francisco Sánchez Gallardo.

“La sequía meteorológica puede definirse en función del grado de falta de agua, expresado a través de la reducción porcentual con respecto a la pluviometría media anual o estacional a largo plazo.»

Esta definición admite múltiples variaciones, puesto que su significado puede ir ligado a las condiciones propias de una región y depende de la actividad humana en relación a la cual se valora la pluviometría. La sequía agrícola se refiere a una situación tal que la escasez de humedad en el suelo, durante un tiempo no excesivamente largo, produce un daño particular en un determinado cultivo.

La sequía hidrológica ocurre cuando el suministro de agua en la superficie y en el subsuelo es inferior a lo normal. El aspecto socioeconómico de la sequía surge cuando el suministro de agua es tal que empieza a afectar a la población.”